La dama de Gabardina violeta
Yo quisiera no haber conocido de una señora
que en las sombras y en los rincones se escondía.
Su gabardina violeta de hombros a talones,
con su sombrero de pamela negro siempre vestía.
Nunca nadie descubrió su nombre,
jamás supieron de dónde venía
y aquel que su mirada cruzaba con ella,
con flores su familia lo despedía.
Sus lienzos... todas obras maestras:
Bodegas, bancos, museos y galerías.
Para mi interés, de un día para otro,
las encontraba yo completamente vacías.
Ninguna pista dejada inconscientemente,
sus escenas me llenaban de curiosidad e intriga,
Y después de mucho tiempo de buscarla
me enteré de que casi nunca encontraba guía.
Y mucho tiempo perdí...
Perdí pensando que no eran falacias,
mentiras que mi familia y las multitudes me decían
Los halagos vacíos y las sobrestimaciones
Que sin ningún cuestionamiento yo me creía
Y perdí bastante a fin de cuentas...
buscando a esa mujer, pasé el resto de mis días
Fútilmente gastando mi tiempo
Mientras las riquezas de aquella dama florecían
Y me recuerdo bien de ese atardecer
Y veía sus cachetes manchados de negro
Víctimas de los sollozos tintados
Que al caer dejaron su huella
Avisándome que sus ojos angustiados
No eran otra de sus trampas
Que mi vida me había decorado
Recuerdo que mientras el sol resplandecía sobre su cabello
Y rebotaba sobre sus botones dorados,
me dijo con una mano en el pecho
Que yo el juego lo había ganado
Y la dama de la gabardina violeta
parada frente a mí estaba
Lo que había perseguido por toda mi vida,
A pasos míos se encontraba
Maldita sea esa pícara astuta
Que me quitó todo motivo de vida
Esa tarde que el corazón me robó
Al declarar que la victoria era mía...
​
Por: Rodrigo A. López Heredia
Her Scarlet Eyes
Her scarlet eyes who observe her prey
Shan’t get caught in the light of day.
In the evening near a bay,
Or even when the skies are gray,
To which the gavel of justice will never have a say.
Her scarlet eyes who lock onto her feast
Trace her victim like a beast.
They scout around until there’s nothing but least,
Her excitement surges, a rising yeast,
To which the gavel of justice won’t be ceased.
Her scarlet eyes who persecute her target
Linger in her mental market.
Her bounty stored in her pocket,
Crimson red stains show on her circuit,
To which the gavel of justice will never dock it.
Her scarlet eyes who seek guilt
Stay hidden in a chamber she built.
The bountiful harvest of her murderous quilt;
Her resolve, a never-ending wilt.
To which the gavel of justice will never have a say.
​
By: Sebastián A. Santiago Marrero